martes, julio 25, 2006
Si estoy viva!!!!
Lo sospeché cuando al ver por segunda vez esa película que tanto me gustó, no pude contener una fuerte emoción dentro de mí, no podría decir que fue tristeza ni felicidad, es una extraña nostalgia ajena; hay sensaciones que no se pueden describir, y que simplemente te recuerdan que estás vivo.
La carcajada de la abuelita hoy en el ancianato porque le pareció comiquísima la palabra “parásito” me dibujo una sonrisa que todavía me acompaña.
El abrazo de mi mama después de un par de semanas sin verla, una conversación muy interesante e importante con un grupo de personitas cuyas edades no pasaban los diez años.
El olor de la neblina en el Páramo El Zumbador...
El olor de la pizca andina y las arepitas mágicas de mi mama...
La canción que canto “a dúo” con mi hermano menor a todo volumen cuando me va a dejar en el trabajo...
La sensación del aire en mi mano cuando la saco por la ventana del carro en la autopista...
Escuchar a mi papá hablar de su mundo de fantasía donde los perros le hablan de política...
Una salida con buenas amigas...
La sonrisa imposible de borrar al día siguiente de un flechazo correspondido...
Lo sospeché cuando al ver por segunda vez esa película que tanto me gustó, no pude contener una fuerte emoción dentro de mí, no podría decir que fue tristeza ni felicidad, es una extraña nostalgia ajena; hay sensaciones que no se pueden describir, y que simplemente te recuerdan que estás vivo.
La carcajada de la abuelita hoy en el ancianato porque le pareció comiquísima la palabra “parásito” me dibujo una sonrisa que todavía me acompaña.
El abrazo de mi mama después de un par de semanas sin verla, una conversación muy interesante e importante con un grupo de personitas cuyas edades no pasaban los diez años.
El olor de la neblina en el Páramo El Zumbador...
El olor de la pizca andina y las arepitas mágicas de mi mama...
La canción que canto “a dúo” con mi hermano menor a todo volumen cuando me va a dejar en el trabajo...
La sensación del aire en mi mano cuando la saco por la ventana del carro en la autopista...
Escuchar a mi papá hablar de su mundo de fantasía donde los perros le hablan de política...
Una salida con buenas amigas...
La sonrisa imposible de borrar al día siguiente de un flechazo correspondido...
