martes, mayo 08, 2007
Alguien me había dicho que moriría ese día, no recuerdo bien la naturaleza de esa revelación. No se si fue una voz en mi cabeza, un sueño o una visión. Ese día moriría y yo lo sabía perfectamente.
Fui a almorzar con mi mamá en un restaurant italiano sencillo y pequeño, decorado con frascos de alcachofas y champiñones para la venta. Estuve esperando ansiosa el momento, se convertía en tortura cada minuto que pasaba y mi mama mas optimista creyendo que el momento no llegaría, sin embargo yo intentaba asesinar en frío su esperanza, porque yo sabia que moriría ese día, de eso no quedaba duda.
Al fin llego el momento, apenas terminamos de comer… un asalto a mano armada, sometieron a todos en el restaurant, a mi me apuntaron directamente al pecho, tres disparos. Yo sentada todavía lamentaba que mi mama estuviese viendo esa aterradora escena. No pude hacer nada.
Los podía ver a todos llorando y rodando la noticia, todos lamentando que “era tan joven!”
Yo me quede al lado de un muchacho que no logro identificar pero era mi amigo, estaba muy a gusto con él y solo él me podía ver.
El tenía la tarea de contestar mi celular y decir que yo no me encontraba disponible, hasta la cuarta o quinta llamada, en la que ya tuvo que empezar a narrar la historia de los tres disparos en el restaurant.
Me empiezo a cansar de ser invisible y aparentemente mi amigo se empieza a cansar de mí.
No puedo describir la impotencia que sentía de ver todo a través de una ventana a prueba de sonido.
Mejor me voy… no recuerdo nada mas.
